(Dicho de la República Dominicana)
Por un lado puede dar a entender que lo que nada me cuesta, lo que me es tan fácil de conseguir -pues me lo dan gratis-, evidentemente hay que recibirlo; en este sentido puede recordar el dicho castellano: «A caballo regalado no le mires el diente», pues ya que te lo dan regalado, no hay que poner pegas o revisar si es de buena calidad o no (al caballo se le mira la dentadura para ver la calidad, los años y su salud); no es el mismo dicho, pero se le parecería.
Por otro lado, el dicho dominicano tal vez signifique -teniendo en cuenta la idiosincrasia del país- que a lo fácil y regalado no se lo tiene en cuenta, no se lo valora de la misma manera que aquello que supone sacrificio y abnegación. En este sentido, bienvenido sea todo "lo que nada cuesta". Por el contrario, no se dirá lo mismo de "lo que algo cuesta" o "lo que mucho cuesta"; eso será "harina de otro costal"...
«En arca abierta hasta el justo peca»
(Dicho colombiano)
Este dicho colombiano es muy gráfico. Tengamos presente un arca, el arca donde se deja el dinero, la caja de caudales, por ejemplo; si está abierta, todo el mundo puede tomar lo que desee, sin que nadie le vea (no sea que le delaten), sin pedir permiso (porque está abierta), sin consecuencias aparentes... De tal modo es fácil "pecar", que "hasta el justo peca", que ya es decir... ¿Qué será, entonces, del injusto? Pues que pecará sin parar, el pobre. Y la culpa, ¿de quién es? Principalmente, de quien se dejó el arca abierta, porque hace que los demás pequen con mucha más facilidad. Así que las arcas cerradas, y todos tan contentos (a excepción del ladrón de profesión). O como aquel otro dicho: "Las cuentas claras y el chocolate espeso". O ese otro: "Al pan pan y al vino vino". Es decir, cada cosa en su sitio -ordenada- para que podamos guardar el orden en la vida.
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