22.4.15

Poema a Carlos de Prada (naturalista)



La flor de junio que dura abierta apenas un día,
presente en el jardín conventual del Desierto
(ver: Un apunte de naturaleza: flor de junio)


Querido Carlos,
gracias por tu sabiduría,
por tu sensibilidad,
por tu cercanía,
por tu buen hacer,
por tu mirada limpia,
por tu escucha atenta,
por tu alegría,
por tu ansia de más allá,
por tu familia,
por lo difícil del camino,
por lo sencillo de la vida…
 
Gracias por atreverte
a venir al Desierto de Las Palmas,
en un lejano dos mil siete
y renovar el desafío
en el pasado dos mil nueve,
reemprendiendo el reto
en el dos mil diez éste.
Gracias por venir a grabar
y traerte a dos jóvenes
que quizá oyeron algo más
de lo que suelen a veces
y tal vez el monte, el sol, el mar
les hayan dicho: “Y tú, ¿qué quieres?”.
Tal vez, tal vez, hayan respondido:
“Yo quisiera encontrar al Dios ése
que unos ignoran y otros callan,
de quien todo hablar parece,
y que sin voz, sin palabras,
tan curiosamente,
anda como escondido en el paraje…”.
Gracias, en fin, por las veces
que no las dí a ti, a Dios o a los hermanos.
Gracias, por fin, en esta veste
de amigo, de hermano caminante…

 
 
Publicado en el blog de Carlos de Prada el 2 de agosto de 2010 (aquí).

 

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