2.11.16

En el día de difuntos: preparar el castillo interior

2 de Noviembre. Día de Difuntos. Conmemoración de todos los fieles difuntos. En la liturgia, tradicionalmente, 3 misas diversas en el día de hoy. Evangelio de la 1ª misa:  «En la casa de mi Padre hay muchas moradas...».

Precisamente ese pasaje inspira a Santa Teresa de Jesús (1515-1582) para escribir su obra cumbre, el libro titulado: Las Moradas o Castillo Interior

¿Qué nos dice al principio de ese libro santa Teresa? Leámoslo:

«Estando hoy suplicando a nuestro Señor hablase por mí, porque yo no atinaba a cosa que decir ni cómo comenzar a cumplir esta obediencia [de escribir este libro], se me ofreció lo que ahora diré, para comenzar con algún fundamento: que es considerar nuestra alma como un castillo todo de un diamante o muy claro cristal, adonde hay muchos aposentos, así como en el cielo hay muchas moradas. Que si bien lo consideramos, hermanas, no es otra cosa el alma del justo sino un paraíso adonde dice Él tiene sus deleites. Pues ¿qué tal os parece que será el aposento donde un Rey tan poderoso, tan sabio, tan limpio, tan lleno de todos los bienes se deleita? No hallo yo cosa con que comparar la gran hermosura de un alma y la gran capacidad; y verdaderamente apenas deben llegar nuestros entendimientos, por agudos que fuesen, a comprenderla, así como no pueden llegar a considerar a Dios, pues Él mismo dice que nos crió a su imagen y semejanza.
 
»Pues si esto es, como lo es, no hay para qué nos cansar en querer comprender la hermosura de este castillo; porque puesto que hay la diferencia de él a Dios que del Criador a la criatura, pues es criatura, basta decir Su Majestad [=Jesucristo] que es hecha a su imagen para que apenas podamos entender la gran dignidad y hermosura del ánima.

»No es pequeña lástima y confusión que, por nuestra culpa, no entendamos a nosotros mismos ni sepamos quién somos. ¿No sería gran ignorancia, hijas mías, que preguntasen a uno quién es, y no se conociese ni supiese quién fue su padre ni su madre ni de qué tierra? Pues si esto sería gran bestialidad, sin comparación es mayor la que hay en nosotras cuando no procuramos saber qué cosa somos, sino que nos detenemos en estos cuerpos, y así, a bulto, porque lo hemos oído y porque nos lo dice la fe, sabemos que tenemos almas. Mas qué bienes puede haber en esta alma o quién está dentro en esta alma o el gran valor de ella, pocas veces lo consideramos; y así se tiene en tan poco procurar con todo cuidado conservar su hermosura: todo se nos va en la grosería del engaste o cerca de este castillo, que son estos cuerpos.

»Pues consideremos que este castillo tiene -como he dicho- muchas moradas, unas en lo alto, otras embajo, otras a los lados; y en el centro y mitad de todas éstas tiene la más principal, que es adonde pasan las cosas de mucho secreto entre Dios y el alma.

»Es menester que vayáis advertidas a esta comparación. Quizá será Dios servido pueda por ella daros algo a entender de las mercedes que es Dios servido hacer a las almas y las diferencias que hay en ellas, hasta donde yo hubiere entendido que es posible; que todas será imposible entenderlas nadie, según son muchas, cuánto más quien es tan ruin como yo.

»Pues tornando a nuestro hermoso y deleitoso castillo, hemos de ver cómo podremos entrar en él. (...)

»Porque, a cuanto yo puedo entender, la puerta para entrar en este castillo es la oración y consideración, no digo más mental que vocal, que como sea oración ha de ser con consideración; porque la que no advierte con quién habla y lo que pide y quién es quien pide y a quién, no la llamo yo oración, aunque mucho menee los labios; (...)».


2 preguntas:

1) ¿Cómo vivimos? Es decir: ¿vivimos "dentro" de nuestro castillo interior o dando vueltas alrededor de él, sin saber que "estamos habitados" por Dios?

2) ¿Nos acordamos de Dios solo cuando "la muerte" (de nuestros parientes o allegados) nos golpea, o tal vez el día de difuntos, como hoy; o bien nos acordamos de Dios en todo momento: en las alegrías -dándole gracias- y en las penas -pidiéndole consuelo-?

Por eso es bueno que "nos tomemos la temperatura espiritual": ¿qué tal va nuestra relación con Dios? Hoy que nos acordamos de nuestros difuntos, ¿cómo va nuestra vida? ¿Vivimos con plenitud o se nos pasa la vida sin enterarnos? Porque morir, moriremos. Pero ¿y vivir?
Aprovechemos el tiempo que nos queda -no sabemos cuánto- para vivir desde Dios, desde dentro del castillo, tratando con Dios -en la morada principal- de las cosas más importantes.

Bibliografía: Las páginas más bellas de Santa Teresa. Selección de textos: Tomás Álvarez, O.C.D., Editorial Monte Carmelo, Burgos 2008. 190 páginas. (Páginas citadas: 127-130.)

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