Ya que no podemos abrazarnos a causa del coronavirus (Covid-19)
retomo la reflexión sobre "los abrazos papales", de gran significado
para el diálogo ecuménico o diálogo entre las Iglesias cristianas
(sobre todo entre cristianos católicos y cristianos ortodoxos)
que Oriente y Occidente se sigan abrazando mutuamente
aunque, por el confinamiento, aún no podamos...
En el Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos... (comenzado por Paul Watson en 1905 y continuado hasta hoy -2020- en todo el mundo...), ofrezco esta breve reflexión:
(Reflexión sobre los abrazos entre Papas y Patriarcas ortodoxos en los siglos XI-XXI)
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Abrazo entre el Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Atenágoras I, y el Papa (Patriarca de Roma, Occidente), Pablo VI
Jerusalén ("Tierra Santa"), 1964
(910 años después del Cisma de Oriente, en 1054, en que Roma y Constantinopla se alejaron definitivamente;
previamente al abrazo, ambos líderes cristianos revocaron las sendas excomuniones que se habían dado en 1054) |
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Abrazo entre el Papa Francisco (Patriarca de Occidente) y el Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé
Jerusalén ("Tierra Santa"), 2014
Encuentro acordado por ambos, a los 50 años del abrazo entre sus predecesores, Pablo VI y Atenágoras I, respectivamente |
1. La Ortodoxia, de
acutalidad
De todas las Iglesias orientales, la Iglesia Ortodoxa es la
más importante y la que cuenta con más miembros. Los
últimos datos publicados dicen que las Iglesias ortodoxas cuentan, en conjunto,
con unos 250 millones de fieles, siendo la Iglesia Ortodoxa Rusa, con 165 millones, la más numerosa.
La Ortodoxia oriental tiene una Iglesia especial, la Iglesia Ortodoxa de Constantinopla, cuya cabeza es el Patriarca Ecuménico de Constantinopla (antes
Bizancio, hoy Estambul), representante, cabeza simbólica, espiritual y en cierto modo organizativa de toda la Ortodoxia oriental.
Es una Iglesia no muy grande en número, pero sí que fue antiguamente la 2ª Roma, la Roma de Oriente...
De hecho, a partir del siglo XVI, la otra gran Iglesia, la Ortodoxa Rusa, quiso hacer de Moscú la 3ª Roma... (porque la Roma italiana era la primera, estaba claro; y la 2ª Roma era Constantinopla —todos lo sabían—; y, por tanto, la otra gran sede eclesial, la 3ª Roma, querían o quisieron que fuera Moscú...)
2. El reciente abrazo entre Francisco y Bartolomé I
El abrazo
del Patriarca ortodoxo de Constantinopla con el Papa de los católicos
representa el reencuentro de los apóstoles y hermanos Andrés (en la persona del actual patriarca
Bartolomé I) y Pedro (en la
persona del papa Francisco).
Esto es tanto como decir: el reencuentro de las dos grandes Iglesias —la ortodoxa y la
católica—. Ambas Iglesias fueron hermanas durante el primer milenio de la cristiandad (podríamos decir: desde el año 30, por ejemplo, [aproximado de la muerte y resurrección de Jesús] hasta el año 1054, cuando el cisma de Oriente).
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Encuentro y abrazo entre Francisco y Bartolomé I en el Vaticano (2013), un año antes de ir a Tierra Santa.
Este abrazo no fue tan sonado, evidentemente, pero preparó el reciente abrazo en Tierra Santa (2014). |
3. Un milenio desde aquella separación...
Pero al comenzar el segundo milenio (en 1054) sobrevino la separación (como a veces
ocurre entre hermanas..., pero, precisamente por ser hermanas, esa separación
dura poco... y a los pocos días o a las pocas horas, alguna de ellas, si no
ambas a la vez, después de reflexionar, se levantan, se ponen en camino hacia
su hermana y le piden perdón: porque son hermanas y tienen un mismo Padre, que
es el Dios de las misericordias, Dios del consuelo, Dios del perdón...).
Pero... está a punto de pasar el segundo milenio desde entonces —o sea: 1054-2054—, estamos de camino al año 2054 (total quedan 40 años hasta entonces: 2014-2054),
de camino a esa fecha simbólica..., parece que ambas Iglesias se apresuran a
reencontrarse, a perdonarse, a curarse las heridas producidas por la incomprensión,
por el alejamiento, las sospechas, la falta de caridad...
Y por eso, hoy,
vuelve a ser noticia la Ortodoxia.
Y vuelven a estar de moda los abrazos papales y patriarcales.
4. El valor de los abrazos
El abrazo entre un papa católico y un patriarca ortodoxo (y, en general, entre dos grandes lídderes o jefes de Iglesias) va más allá de un
simple signo: supone un marcado compromiso por la unidad, la misma que Cristo
quiso para los que estaban llamados a la salvación.
El papa
Francisco y el patriarca Bartolomé I
han puesto de actualidad a la Ortodoxia, con sus
abrazos, sus gestos en Tierra Santa y
el mensaje conjunto que ambos hicieron público con ocasión del 50º aniversario del primer abrazo entre el Papa de Roma y el Patriarca de Constantinopla, 910 años después del cisma de Oriente (1054-1964): el que se dieron Pablo VI y Atenágoras I en 1964, un año antes de finalizar el Concilio Ecuménico Vaticano II; abrazos reproducidos por los
sucesores de ambos hasta hoy.
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El Papa Benedicto XVI ya se encontró y se abrazó con el Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I (ver aquí). Como tantas otras cosas del pontificado de Benedicto XVI, ésta pasó desapercibida para la opinión mediática, pero no para los verdaderos observadores de la marcha de las Iglesias, y para los cristianos comprometidos de Oriente y de Occidente. |
5. Los abrazos papales ecuménicos
Los abrazos papales tiene gran significado e importancia. Hay
que huir de las poses y tácticas político-estratégicas;
hay que evitar el «ecumenismo romántico», que podríamos llamar sentimental, traducido en un abrazo: «¡Si todo fuera
tan simple como darse un abrazo!».
A salvo todo ello, los abrazos papales facilitan el posterior diálogo
teológico, precedido por un acercamiento de afectos, de posturas, de
entendimientos.
Los abrazos entre los representantes de las respectivas iglesias tienen su misión,
pues «nosotros jamás podremos llegar a la unidad en un congreso de teología. Hay que caminar juntos, rezar juntos, trabajar juntos», como ha afirmado el papa Franciso en la rueda de
prensa informal que tuvo con los periodistas a bordo del avión que le llevaba de vuelta a
Roma, tras el reciente viaje a Tierra Santa,
en el que han sido muy llamativos sus abrazos con judíos y musulmanes (así como
los abrazos con los líderes políticos de Israel y Palestina,
en el Vaticano, en el encuentro realizado posteriormente a dicho viaje, siendo fruto del
mismo).
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Abrazos no sólo ecuménicos, sino también interreligiosos: el gesto de un abrazo papal..., viene a ser el símbolo del abrazo de 3 religiones: cristianos, judíos y musulmanes, las tres grandes religiones monoteístas, presentes en Tierra Santa (Israel, Palestina, Jordania, Líbano, Siria, Egipto...): el siempre conflictivo Oriente Próximo... Un abrazo por la paz... |
Como muestra, un botón. Uno de los mejores cronistas españoles del Concilio Vaticano ii, habiendo desestimado los abrazos (ubicándolos en el “ecumenismo romántico”) en su crónica de unos días antes, ahora se
corrige a sí mismo con gallardía y aboga por ellos:
«La
mejor noticia del día: también la Iglesia griega de Constantinopla tendrá en
esta tercera
sesión observadores oficiales. Hoy se ha sabido que, aparte del archimandrita
Scrima, representante
personal de Atenágoras, vendrán dos observadores oficiales: los profesores Romandis y Radopoulos. ¿Quién dijo que el abrazo de Jerusalén [entre Pablo vi y Atenágoras] había resultado
un gesto estéril?
Nunca ha habido un amor estéril. Y nunca sopló el viento sin que la barca
avanzase unas pulgadas. Hoy registramos con gozo el nuevo avance. Dios sea
bendito. Y muchos ojos comienzan a ponerse en la reunión de Rodas, dentro de mes y medio. ¿Veremos llegar
ya en esta sesión a los representantes de todas las otras Iglesias ortodoxas
que aún faltan?».
Según el cálculo del P. Congar, hubo en el Vaticano ii hasta 98 observadores.