Paisajes… desde el tren
27-XII-1998 -
De Pompeya a Roma.
Diciembre
El diciembre…
a unos les llega en bañador
a otros, desnudas las ramas.
Las ramas
Unas se ayudan a otras,
las más grandes a las flacas.
Todas crecen, también las de los viñedos,
que suben gracias a esos troncos anudados
(parecen chopos grisáceos y retorcidos);
…como un tendido eléctrico enmarañado
—sin pámpanos es más fácil contemplarlo.
Una voluntad tercera, sin duda, está en medio de ellos.
El hombre
Sí… por cierto que uno de ellos me mira;
ahora son dos (también el de mi izquierda:
se hace el despistado, pero está intrigado por lo que escribo)
Muchos duermen, otros lo intentan
mas no lo consiguen. Pues mira:
aquí cada uno hace lo que sabe:
está el que piensa en sus negocios,
y el que duda entre un verbo en pasado
perfecto o imperfecto.
Lo único importante
en estos impulsos del homo faber
viene a ser la autenticidad y
transparencia.
¿Acaso es tan complicado?
La sencillez
Estamos subiendo.
Se me taponan los oídos.
es mucho más sencilla:
va, viene,
trae, viaja y vuelve.
Él se deja llevar.
Sólo la caja negra registra sus acciones;
mas si le piden alguna explicación,
él sólo hace que remitir al verdadero
responsable… siempre se deja llevar;
y confía.
(Con imágenes de paisajes de Argentina, España y Australia.
Y con el paisaje del norte de Portugal en la mente, al escribir;
viendo desde el tren -al componer el poema- paisajes de Italia)