María (III): la Virgen de la Visitación o María embarazada visita a su prima Isabel
Hemos visto en las entradas anteriores dos momentos de la vida de la Virgen María:
1) la Inmaculada Concepción de María (aquí)
2) la buenaventuranza de la Virgen María, al estar embarazada de Jesús (aquí)
Ahora nos detenemos momentáneamente en un tercer momento (cronológicamente hablando) de la vida de María:
3) la visita que hace María, estando embarazada de Jesús, a su prima Isabel
lo que tradicionalmente se llama "la Visitación de María"...
Podemos intuir varios aspectos -en cuanto 'figura del Adviento'- de tal visita mariana.
Bien es verdad que "la Visitación" tiene su propia fiesta en el calendario litúrgico católico (el 31 de mayo; ver aquí una reflexión sobre las antífonas de laudes de ese día), pero en estos días y en los próximos, de Adviento, ya hemos escuchado y luego leeremos el evangelio de la Visitación de María.
¿Qué nos quiere decir para Adviento esta visitación?
1. El valor de levantarse o ponerse en pie («María se levantó»).
2. El valor de ponerse en camino o de caminar («se puso en camino hacia la montaña»).
3. El valor de visitar al necesitado («tu parienta Isabel ha concebido también un hijo en su ancianidad, y la que se llamaba estéril está ya de seis meses»).
4. El valor del cuidado («María estuvo con ella unos tres meses y se volvió a su casa»).
Todas estas cosas pueden parecer muy obvias, pero no lo son. Veamos por qué.
1. Los deprimidos no osan levantarse; los oprimidos no logran ponerse en pie.
2. Las personas aquejadas de enfermedades graves que afectan a su aparato locomotor (vulgarmente llamadas paralíticas, aunque hay un arco muy amplio de adjetivos, según el mal que les impide moverse) no consiguen -aun con rehabilitación- caminar, y necesitan de aparatos que les ayuden a tal fin (sillas de ruedas manuales o eléctricas; y en otros casos, prótesis diversas); en este grupo también se hallan las víctimas de las minas antipersona. Por otro lado, las personas insolidarias y no caritativas no ven necesario ponerse en camino hacia nadie...; cosa que por el contrario descubren como esencial todos los peregrinos: el gran valor del camino, del caminar (la vida es un camino) con fines concretos, abiertos...
3. Visitar al que lo necesita (el encarcelado, el enfermo, el abandonado, el anciano) es una obra de misericordia, que luego se tendrá en cuenta (en el juicio final, según la Biblia); por tanto, al visitar al necesitado nos hacemos eco de María y del Evangelio posterior.
4. Muy actuales están las llamadas "éticas del cuidado", especialmente en la sociedad occidental, donde la población está envejecida (y se envejece rápidamente) y se hace necesaria la reflexión sobre el fundamento del cuidado de los mayores, de unos hacia los otros, ya que uno aprende desde niño el cuidado (que sus padres tienen hacia uno mismo; que ellos tienen hacia los mayores, padres suyos a su vez; el cuidado que uno mismo tendrá hacia sus propios progenitores llegado el momento; y en otras circunstancias diversas). Además, otros verán en esta "aplicación de la ética del cuidado" (del evangelio mariano de la Visitación) un alegato a favor de la vida, ya que María -embarazada- se queda a cuidar a una pariente -la cual también está embarazada- y suponemos que ayuda en el parto a su prima.
Como podemos ver y suponer, este evangelio tiene muchos posibles 'aterrizajes' en la vida cotidiana (de ayer, de hoy y de mañana).
La figura de Adviento, pues, que supone la Visitación de María, apela a cada uno de nosotros como posibles "visitadores" de los necesitados, saliendo de nosotros mismos y yendo prontos a la petición de auxilio (incluso cuando ésta no nos es formulada) de aquellos que pasan necesidad o es muy posible que la pasen próximamente, que eso significa también Adviento: tiempo en que unos y otros se acercan mutuamente para ir juntos a Belén...
Allí nos vemos...
(Otro día nos fijaremos en la figura de Isabel; como también en la de José y otros...)
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