Juan,
hijo de Zacarías
Sabemos que la
sociedad judía del siglo I a.C. era machista (mucho más lo eran las sociedades
de su entorno); y que la mujer no contaba mas que como una posesión de su
marido, que era quien en realidad contaba: el padre, cabeza de familia agrícola
o ganadera de signo patriarcal («Tu esposa será como parra fecunda en la
intimidad de tu casa; tus hijos, como brotes de olivo en torno a tu mesa. Así
es bendecido el varón que teme al Señor»: Salmo 128[127],3).
Esto se denotaba al llamar a las personas: se llamaba a los varones (no a las mujeres, mas que en excepciones), que eran conocidos por su filiación paterna, eran “hijos de su padre”, no “de su madre” o “de su padre y de su madre”. Por ejemplo: los apóstoles Santiago y Juan, hermanos, vienen designados como “de Zebedeo” o “los de Zebedeo”, nombre del padre de ambos, pero nunca se les llama “los de su madre” (de hecho, no se dice el nombre de su madre, ya que la única vez que aparece [Mt 20,20-21] se la denomina “madre de los hijos de Zebedeos”: solo cuenta en función de haber engendrado a 2 varones, hermanos entre sí e hijos de Zebedeo, marido de ella). Solo los exegetas dicen que era Salomé (Mc 15,40-41; 16,1), de las 3 mujeres seguidoras de Jesús.
2.
Juan, el de Zacarías
Figura del
Nuevo Testamento. Es el primer personaje humano que aparece como protagonista
en algunos Evangelios, como el de Marcos (Mc 1,4) o el de Juan (Jn 1,6). (Mateo
antecede la genealogía jesusana;
Lucas se dirige primero a Teófilo, luego habla de Juan: Lc 1,5-25; 41.44.57-80;
3,1-22: es quien más datos da de él: nombre de su padre, Zacarías; nombre de su madre,
Isabel –dar el nombre de la madre es, pues, aquí, la excepción que confirma la regla).
Pero es que Lucas se fija en especial en las mujeres: tanto en su evangelio de la infancia (Lc 1-2) como en el resto. En aquél habla de: mujer 1, mujer 2 (Isabel y María); varón 1, varón 2 (Zacarías y José); niño 1 y niño 2 (Juan y Jesús). Responde a un esquema ‘típico’, basado en varios typos, en función de la fe en Dios de cada una de esas personas (tipos de fe, modelos de fe). Centrémonos en el ‘niño 1’: Juan, el hijo de Zacarías.
Pero es que Lucas se fija en especial en las mujeres: tanto en su evangelio de la infancia (Lc 1-2) como en el resto. En aquél habla de: mujer 1, mujer 2 (Isabel y María); varón 1, varón 2 (Zacarías y José); niño 1 y niño 2 (Juan y Jesús). Responde a un esquema ‘típico’, basado en varios typos, en función de la fe en Dios de cada una de esas personas (tipos de fe, modelos de fe). Centrémonos en el ‘niño 1’: Juan, el hijo de Zacarías.
Juan (el de Zacarías, el Bautista) es una figura de Adviento (pero también es una figura de la Cuaresma) |
Juan, el Bautista
3.
Juan, el Bautista
Normalmente es
éste el nombre que le damos, el que nos es más conocido y agradable a los oídos.
Pero no era su función primordial; solo es ésa la función que aparece primera
en los evangelios (repetida en los cuatro), y por eso la tradición le puso ese
sobrenombre: el bautista.
Pero hay “otro”
Juan, el el que nació y creció sin haber nunca bautizado a nadie. Era el Juan,
hijo de Zacarías. Volvamos, pues, al hilo del discurso que dejamos en el apartado
anterior.
4. Dos Juanes (que son el mismo): el de Zacarías (Adviento) y el Bautista (Cuaresma)
Juan (el bautista, el hijo de Zacarías), pintado por Leonardo Da Vinci |
4. Dos Juanes (que son el mismo): el de Zacarías (Adviento) y el Bautista (Cuaresma)
Digamos que la
liturgia actual (postconciliar) ha creado dos personajes distintos o un mismo
personaje pero diferenciado según los momentos litúrgicos. Es nuestro Juan, como
vemos.
Para Adviento
los liturgistas seleccionan unos textos donde sale Juan, pero no se hace hincapié en su función
de bautizar; eso se deja para después.
En la Cuaresma –el 'después'– sí que aparece este personaje en su función más conocida, la de bautizar, para la conversión. Porque bautismo y conversión van unidos íntimamente: el de Juan es un bautismo de conversión. El de Jesús lo será en el Espíritu.
Y en Adviento ¿qué? En Adviento, Juan predica, amonesta, da testimonio; pero antes, mucho antes de eso, en Adviento Juan nace del seno de Isabel, otro personaje del Adviento, al igual que su padre Zacarías (cobra menos importancia que su mujer); Juan es niño –por un lado– y es mayor –por otro–.
Juan es anunciado, es nacido, es crecido... Juan se marcha de casa (suponemos) y se pone a predicar. Parte de eso lo tenemos en Adviento y parte lo tendremos en Cuaresma.
Los dos Juanes: Juan el de Zacarías y Juan el Bautista; uno para Adviento y otro para Cuaresma (al gusto del consumidor litúrgico).
Juan de Adviento y Juan de Cuaresma. En Adviento: nos quedamos con el Juan de Adviento: el hijo de Zacarías. Y en Cuaresma: nos quedamos con el Juan de Cuaresma: el Bautista.
En la Cuaresma –el 'después'– sí que aparece este personaje en su función más conocida, la de bautizar, para la conversión. Porque bautismo y conversión van unidos íntimamente: el de Juan es un bautismo de conversión. El de Jesús lo será en el Espíritu.
Y en Adviento ¿qué? En Adviento, Juan predica, amonesta, da testimonio; pero antes, mucho antes de eso, en Adviento Juan nace del seno de Isabel, otro personaje del Adviento, al igual que su padre Zacarías (cobra menos importancia que su mujer); Juan es niño –por un lado– y es mayor –por otro–.
Juan es anunciado, es nacido, es crecido... Juan se marcha de casa (suponemos) y se pone a predicar. Parte de eso lo tenemos en Adviento y parte lo tendremos en Cuaresma.
Los dos Juanes: Juan el de Zacarías y Juan el Bautista; uno para Adviento y otro para Cuaresma (al gusto del consumidor litúrgico).
Juan de Adviento y Juan de Cuaresma. En Adviento: nos quedamos con el Juan de Adviento: el hijo de Zacarías. Y en Cuaresma: nos quedamos con el Juan de Cuaresma: el Bautista.