22.8.13

Obispo Fray José Antonio de San Alberto OCD (1727-1804)

Aquí presento la transcripción de una carta manuscrita que es un perfil de este carmelita descalzo, gran personaje de la historia de la Iglesia española y argentina.

Una breve biografía aquí; alguna de sus obras, aquí; el departamento San Alberto, de la provincia de Córdoba, en Argentina (llamado así en su memoria), aquí; sobre la congregación fundada por él, de las Hermanas Carmelitas de Santa Teresa de Jesús Argentinas, véase aquí; y el museo sobre el Obispo, veáse aquí y aquí también.

Biografía del Obispo, por el carmelita descalzo Fr. Armando R. Sejas.
La presentación del libro, por Mons. Braulio Sáez, aquí.


Perfil de Mons. José Antonio de San Alberto, OCD, (1727-1804)[1]
 
Original inédito en: Archivo Histórico de los Carmelitas Descalzos del Desierto de Las Palmas (ADP), Benicàssim, Castellón (España)[2].
 
[1rº]
Copia de la Carta del Reverendisimo Padre Fray Pedro Parras.
fecha en Cordova de Tucumán a 21 de diciembre de 1780.

Mi muy estimado Reverendisimo Padre mio Fray Agustin[3]: despues de un parentesis y de 40. años, (con alguna breve entrevista en Zaragoza) ha de volver a ponerse corriente nuestra comunicación con reciproco consuelo de los dos: Yo me hállo en la Capitál del Obispado: Yo vivo á ocho o diez pasos de distancia de su Ilustrisimo Hermano: Yo tengo comunicacion por el Aposento de mi Universidad donde escrivo esta, con lo interior de Palacio: Yo puedo verle en cada hora, y en cada momento saber de su salud, no será pues razon que tome á mi cargo el dár a Vuestra Reverendisima puntuales noticias de su arribo[4], de su robustez, de su conato, celo, y ocupaciones por el servicio de Dios, del Rey, del Publico, de su Rebaño, y de cada una de sus ovejas en particular? Justificada tengo la causa para la livertad que me tomo, y basta de ceremonia.
 
Su Ilustrisima avisaria desde Buenos ayres, que llegó buéno y libre de todos aquellos sustos inseparables de una dilatada navegacion, sin que estos, ni el respeto que causan las Armadas Inglesas en los mares, hiciesen alguna impresion en la tranquilidad inalterable de su animo[5]. Doy por sabido esto; pero quiere Vuestra Reverendisima sepa lo demás.
 
En Buenos Ayres se tenia generalmente un alto concepto de su Ilustrisima apoyado en las constantes y siempre uniformes noticias que se habian recivido de la Corte, y las vieron aquellas gentes tan bien fundadas y tan conformes con su original, que no les quedo otro arvitrio que el de dar gracias a Dios por la buena suerte que há tocado á esta Provincia, con mucha envidia y santa emulacion de tenerlo por su Prelado. Desde el puerto nos inundaron con cartas, y todas ellas confirmaban lo mismo que yo estaba cansado de decir á estos señores[6]. Aquella gran ciudad quedó edificada de la Religiosa y egemplar conducta de su Ilustrisima quien salió de ella bien escoltado de orden [1vº] de su Birrey para precaber los riesgos del camino, y en los terminos o limites del obispado se le recivió con una escolta de los hombres mandada de sus respectivos oficiales, y conducido con seguridad, amór, atencion, y obsequio a esta su Santa Iglesia el 30. de Octubre a las 8 de la mañana, en cuyo dia y siguientes recivio su Ilustrisima tantas y tales demostraciones de afecto y veneracion, que le hicieron ver que ya era dueño de todos los corazones de sus Feligreses[7].
 
Todo esto no embarazara la seria atencion de su Ilustrisima ni por un instante. El dia 31. a las 4 de la mañana ya dio la comunion á toda la Comunidad de sus tercias, y lo mismo hizo con las Dominicas el dia inmediato. Este dia se dexó ver por primera vez en el Pulpito de la Catedrál, y asistieron á oirle su Cavildo Ciudad, Comunidades, Colegio, Gente de distencion, y quanto pueblo pudo cabér en esta Iglesia. Egecutó lo mismo en los Domingos siguientes, preparó los animos para la mision, y en ella las conciencias para el logro del Jubiléo, que le há concedido su Santidad para este su Obispádo, y há logrado su celo los fructos dignos de penitencia tan a satisfaccion de su solicitud, como lo acreditan mas de 8000. Comuniones que há administrado su Ilustrisima solo por su máno en 4 Iglesias distintas en los dias ultimos de su misión.
 
Lo dicho, seria vastante para conciliarse todo el respeto debido a su dignidad, pero como su celo pasa adelante y llega á ciertos terminos á que no vieron llegar estas gentes alguno de sus Predecesóres, estan sorprendidas y admiradas de ver aora á un Obispo infatigable, que a las 2 y media, a las 3 y quando mas tarde a las 4. de la mañana se levanta, que asiste muchas horas al confesionário, que administra el Viatico con mas puntualidad que los Curas, que asiste, confiesa, y ausilia a los moribundos y enfermos que lo deséan y llaman, que háce platicas a los hemfermos en el Hospital, á los Presos en la Carcel, a los Pobres mendigos en su Palacio, que recoge y busca a los Huerfanos, y los deposita donde de cuenta de la Mitra los socorran, los vistan, los crien y eduquen de un modo que [2rº] los haga utiles, y puedan servir a Dios al estado y al Publico[8]: ven a un Obispo que corta los pleitos, ataja las discordias, desvánece las enemistades; que á todas las funciones de piedad acude puntualmente; que en la Tercera Orden de San Francisco edifica, que a lás funciones del Rosario en Santo Domingo no falta, que se há mandado alistár en las Cofradias que se egercitan en varias obras de misericordia, y en una palabra[9], ven á un Obispo que todo lo dá, que nada quiére de lo agéno y todo lo distribuye con oportunidad y prudencia, que á todos recibe, todos le hallan afable, y lo que más es que á todos se franquea sin abatimiento; de modo que esa misma afabilidad que lo hace amable, dobla el respeto, el recáto, y la atencion en los que lo comunican.
 
Este es el estado en que oy se halla su Ilustrisima, y este mismo será invariable en lo sucesibo. Lás demás Ciudades de su Obispado están con indecibles ansias de ver y conocér a su Pastor. La Carta Pastorál que nos remitió desde España está indicando la grande Alma del Authór[10]. Ella misma es su verdadero retrato, y con el se entretienen hasta que logren el consuelo de ver su Original. Creeré que luego salga la segunda parte, esto es, otra Pastorál que dará tanto golpe como la primera[11], y será otro monumento etérno e la cristiana eloqüencia, del ardiente Celo, y Religioso empeño de que está penetrádo eel generoso animo de Nuestro Obispo[12]. Luego lo verán en todo su Obispado, y no verán mas que un pobre Religioso Carmelita descalzo con su habito Regulár sin distinguirse en su materia y forma del que tenia el P. Goya en nuestros tiempos. El solo Pectorál distingue a su Ilustrisima de Fray Joaquin y algun poco de[13] paño mas que trahe la capa para podér encubrir hásta el tiempo conveniente lás miserias de algunas descarriadas obejas del Rebaño. El há hecho su Palacio del Noviciado de los ex-Jesuitas[14], todo se govierna por una pcampana que se há colocado en lo interior del Claustro. Sigue la vida Quadragesimál, se ajusta a todas las demas observancias del instituto, y todo sabe su discrecion hacerlo compatible con el caracter de Obispo. Hé querido Reverendisimo Amigo dár una cumplida noticia del estado actuál [2vº] de este amabilísimo Prelado por dos cosas: las 1.ª para que Vuestra Reverendisima sepa que llego buéno, que está con salud, que lo aman sus feligreses, que es arbitro entre ellos para quanto quiere. Y la 2.ª para que Vuestra Reverendisima se consuele con la reflexion de que su Ilustrisimo hermáno fué elegido por Dios visiblemente para muchos fines que Vuestra Reverendisima no puede vér, ni aun concebir facilmente desde ese rincón de Calatayud. Todos conocemos que es demasiado obispo para el Tucumán, y esto nos hace temér que lo hemos de perder[15].
 
Su Ilustrisima se halla contento en esta Capitál, y todo le parece un Aranjuez[16], y esto redobla la estimacion y aprecio de los Naturáles del Pais: Nos acordamos de ese con alguna frequencia, y de el quisieramos unicamente la niebe que sobra en Vicór, las quindas de Manchones, las camueras de Valle antiguo y demas frutas de la Ribera, aunque no son menos apreciábles las de aqui[.] Quede Vuestra Reverendisima con San Iñigo y San Paterno, que nosotros nos quedamos con Dios, quien todavia ha de darle el gusto de darle mil abrazos a su Ilustrisima quedando yó huerfano en Cordova hasta la Resurreccion general de los muertos.
 
Besa las manos a Vuestra Reverendisima su antiguo y apasionado amigo Fray Pedro Joseph de Párras
Somos por aca 21 de Diciembre de [17]80
 
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[1] Folio plegado, manuscrito por las 4 caras (de tamaño cuartilla) [fol. 1 recto y vuelto, fol. 2 recto y vuelto; abreviatura: fol. 1rº, fol. 2vº]. Esta carta (copia de otra, con añadiduras finales) la halló el P. Ignacio Husillos Tamarit, ocd, archivero y bibliotecario del convento del Desierto de Las Palmas así: pegada antes de la guarda de contraportada del libro de la Biblioteca Provincial OCD de Aragón-Valencia, sede Desierto de Las Palmas (signatura 1383) de título: Colección de Instrucciones Pastorales que en diferentes ocasiones, y con varios motivos publicó para edificación de los fieles, arreglo y dirección de su Diócesis el Ilustrísimo y Reverendísimo señor D. Fr. Joseph Antonio de S. Alberto, Obispo antes de Córdoba de Tucumán, y al presente Arzobispo de la Ciudad de La Plata en América, del Consejo de Su Magestad, &c. parte segunda. Con licencia. En Madrid en la Imprenta Real. Año de M.DCC.LXXXVI. (Es el vol. II de Colección de Instrucciones).
  
[2] Aquí se ofrece la transcripción literal del documento, habiendo desarrollado todas las abreviaturas y mantenido la puntuación original; los párrafos están escritos con ambos márgenes justificados y con la sangría de la primera línea (comenzándola normalmente en el siguiente espacio de la última palabra del párrafo anterior, pero en la línea siguiente, por ser nuevo párrafo). Por el P. Ignacio Husillos Tamarit, ocd, especialista universitario en Archivística (titulado en 2004 por la Universidad de Educación a Distancia, UNED, de Madrid).
   
[3] P. Agustín de San José (1721-1803), era hermano carnal del también carmelita descalzo P. José Antonio de San Alberto (1727-1804), luego mons. José Antonio de San Alberto (ver nota anterior). Cf. Silverio de Santa Teresa, Historia del Carmen Descalzo, t. XII, Impr. «El Monte Carmelo», Burgos 1944, p. 346 nota 1.
   
[4] Se embarca en Cádiz, rumbo a América, el 28 de abril de 1780; llega a Montevideo el 23 de agosto, y a Buenos Aires, el 7 de septiembre, donde es consagrado obispo el 17 siguiente; el 12 de octubre sale para Córdoba, adonde llega el 30 del mismo mes, día en que toma posesión de su sede (obispado de Córdoba, Argentina). Cf. Purificación Gato Castaño, «Introducción», en José Antonio de San Alberto, Obras completas, t. I, Monte Carmelo, Burgos 2003, pp. 16, 29-30.
    
[5] «Nuestro autor [el P. José Antonio], en carta al ministro Gálvez, aparte de darle la noticia del viaje y consagración episcopal, le comunica que está ya de camino hacia Córdoba, tomando posesión de su nueva Sede, el 30 de octubre de 1780» (ibíd., p. 30). Ese documento se conserva en el Archivo General de Indias (Sevilla), sección Buenos Aires, doc. nº 308: Carta del P. José Antonio de San Alberto al Ministro José de Gálvez, firmada en Buenos Aires, el 26 de septiembre de 1780.
   
[6] S.S.] en el original.
   
[7] Dice la editora de las obras de Mons. José Antonio de San Alberto: «Tanto en estas notas necrológicas [=las del Libro de Defunciones conservado en el Archivo de las Carmelitas Descalzas de la Plata, año 1804, fol. 3], como en las Actas del Cabildo Eclesiástico, que se encuentran en el Archivo Arzobispal de Córdoba (Argentina), ha quedado registrado el recibimiento “que le hizo toda la ciudad, con las mayores demostraciones de respeto y de gozo”, a su llegada, el 30 de octubre del año de 1780» (ibíd., p. 30 nota 26).
   
[8] Precisamente en diciembre, al final de cuyo mes se escribe esta carta, el obispo inicia los trámites para la creación de los Colegios de Niños Huérfanos de Córdoba. Cf. P. Gato Castaño, «Guión cronológico del obispo José Antonio de San Alberto», en o. cit., p. 16.
   
[9] y en una palabra] repetido.
     
[10] Una vez aceptada la mitra el 9 de junio de 1778 por el P. José Antonio, y notificado el rey de ello (15 de junio), tras la comunicación oficial del rey al padre (30 de junio) y presentado ese día por el rey su nombramiento al Papa, expedidas las bulas pontificias a favor (18 de noviembre), el 13 de diciembre de ese año de 1778 ya pidió el obispo electo la licencia real para imprimir su primera Carta Pastoral. Cf. ibíd., p. 16.
    
[11] Escribe la palabra con el ordinal.
    
[12] Justamente, el 19 de febrero de 1781 (apenas dos meses después de escrita esta carta) dirigió el obispo a todos sus fieles su segunda Carta Pastoral. Cf. ibíd., p. 16.
    
[13] poco de] entre líneas.
    
[14] El 9 de noviembre de 1780 (mes y medio antes de escribir esta carta) se le concede al obispo «el noviciado de los exjesuitas, para su residencia y curia episcopal. Se traslada a él el 18 de diciembre» (ibíd., p. 16), justo tres días antes de ser escrita la presente carta.
     
[15] «Su estancia en la diócesis cordobesa no se alarga mucho, pues al quedar vacante la sede metropolitana de la Plata, a la muerte de D. Francisco Ramón Herboso, “a consulta de este Tribunal, a primero de marzo de 1783, se sirvió Su Majestad promover al arzobispado de Charcas, a Don Joseph Antonio de San Alberto, obispo del Tucumán, quien aceptó en carta del 23 de noviembre del mismo año”» (P. Gato, «Introducción», o. c., p. 30).
    
[16] «Todo le parece un Aranjuez», referido al palacio de Aranjuez del rey español; por tanto, palaciego.
    

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