20.9.20

Perfiles psicológicos muy castizos

Presento aquí varios perfiles psicológicos o bien momentos de una misma psicología, a modo de "clichés" (a medio camino entre lo humorístico, lo ensayístico, lo psicológico y lo reflexivo).
 



¿Seré yo un poco de todo esto;
o un poco de esto y un poco de aquello;
o tal vez sea solo uno de estos caracteres
pero pueda caer en el resto de ellos,
si no me voy autoconociendo y
autocorrigiendo para no perderme?

 
Don Afeitado: trata los temas y las cosas y a las personas como trata su barbilla al afeitarse: pasa por encima quitando lo que sobresale, pero la raíz siempre queda debajo, a la que nunca consigue -ni pretende- llegar.

Don Astuto: se suele salir con la suya en las circunstancias más variopintas; tiene altas titulaciones experimentales en estas prácticas "astutas", tanto en el plano dialéctico como en el de la acción. Es muy difícil penetrar en alguna parcela de su personalidad que previamente haya decidido no mostrar o esconder o maquillar. Está hecho -casi- a prueba de balas dialécticas. Nunca se sabe del todo con quién se está.

Don Bostezo: cualquier cosa le produce hambre, sueño o aburrimiento (las tres causas del bostezo), pasando de manera intermitente -y sin aparente concierto- de un estado a otro, sin por ello comprometerse verdaderamente con algo; no llega a ser el eterno dormilón, pero poco le falta.

Don Camaleón: estar en su presencia resulta agradable en los primeros momentos, dada su gran adaptabilidad a todo tipo de situaciones, caracteres y posturas; siempre busca agradar a todo el que lo rodea, cueste lo que cueste, incluso si ha de sacrificar su propia personalidad, adaptándose a la forma de hablar y de comportarse de aquellos con los que se encuentra en cualquier momento; su mimetismo es tan perfecto que nunca se llega a saber de verdad cómo es o quién es o qué desea realmente en cada momento; es decir, su individualidad desaparece en la colectividad en aras de pasar desapercibido o bien no ser interrogado o bien dar salida a la imperiosa necesidad de agradar a todos (y a ninguno en el fondo) para sentirse bien. 


Don Clorato: deja siempre un sabor raro: las cosas que dice, las que hace, cómo se comporta, etc. (Tomado de Don Clorato de Potasa, novela humorística del cómico español Edgar Neville.)

Don Entusiasta: en toda empresa en la que se embarca pone mucho entusiasmo; logra contagiarlo a los que se le acercan y a sus colaboradores.

Don Eterno: (a) todo lo que hace se eterniza en el tiempo (positivo); (b) todo lo que dice se eterniza en el tiempo (positivo): es el primo hermano de Don Sabio; (c) toda acción que emprende ahora se eterniza hasta no se sabe cuándo (negativo); nunca acaba de hacer algo del todo, porque le lleva una eternidad...; (d) toda explicación suya se eterniza de manera inconsciente o consciente, pero nunca justificable, de modo que se torna una mezcla entre Don Pesado, Don Infumable, Don Plúmbeo y Don Idílico, mezcla que resulta absolutamente letal para sus interlocutores, que mueren en el intento de comunicarse o huyen de él atemorizados de muerte.

Don Exquisito: trata a todas las personas (y temas de que habla) con mucha exquisitez; en negativo: le falta "normalidad" (que no mediocridad); puede acabar siendo Don Sibarita.

Don Famoso: siempre es conocido por unos aquí y por otros allá; siempre es foco de atención, protagonista; quizá no sabe vivir sin ello.

Don Fulano: es conocido por muchos, pero de manera utilitaria y más bien superficial.

Don Guay: es un primo segundo de Don Perfecto y primo hermano de Don Exquisito, aunque por rama materna. Tiene propio vocabulario -diferente, por supuesto, de Don Exquisito. y siempre necesita sentirse él mismo, y hacer que los demás se sientan como él -en caso negativo, toma las de Don Idílico y se autoengaña con que todo y todos son guays o superguays-. En este sentido es familiar también de Don Famoso, solo que no es necesariamente tan famoso como él.

Don Idílico: es una mezcla de Don Sibarita y Don Exquisito (en negativo éste); también es una radicalización negativa de Don Entusiasta, de modo que se evade de la realidad o la niega para construirse un idílico paraíso, lamentablemente inexistente.

Don Infumable: todo lo que dice, lo que hace, cómo se explica o cómo afronta las cosas -especialmente en relación con otros- se torna infumable y acaba por ahogar a sus correligionarios o a aquellos que trabajan en equipo con él o incluso a colaboradores secundarios y hasta algún que otro conocido... Es una radicalización negativa de Don Pesado.

Don Instantáneo: primo de Don Afeitao. Para todo lo que hace y dice sigue siempre una de sus múltiples fórmulas -que suelen ser variaciones de la misma-: tomar la vía rápida e instantáneamente salir del atolladero; por tanto, su compromiso aparente es en verdad menos que superficial, pues no le interesa más que salir de las cosas, situaciones, relaciones, asuntos, etc., con fáciles soluciones instantáneas (fáciles de disolver y más fáciles de consumir).

Don Mengano: un paso más de Don Fulano; a él sólo llegas por segundas personas, nunca directamente.

Don Pesado: tiene tendencia a hacerse pesado o inconscientemente se torna pesado.

Don Plomo: primo de Don Pesado; más pesado que éste, aunque no tanto como Don Infumable. Sus insistencias "plúmbeas" sobre los temas que le interesan o apetecen o simplemente los pocos que sabe..., resultan en ocasiones positivas en cuanto que consigue aquello que se propone, por medio de su pesadez plúmbea; el resto de veces resulta lo que es: un auténtico plomo.

Don Perfecto: todo lo que hace le ha de salir bien; si no es así, se irrita hasta límites insospechados. Es pariente lejano de Don Idílico, por eso no se evade en un automontaje de la realidad -en caso de que ésta no responda a sus expectativas (a priori) o a sus requerimientos (a posteriori)-, sino que intenta cambiar el sino de las cosas, hasta forzarlas irremediablemente o hasta forzarse él mismo, de modo que, en un caso y en otro, lo que falta es la
naturalidad y, aún más, la libertad.

Don Positivo: aquel que cree que, de todo lo bueno, aún lo mejor está por venir.

Don Preciso: tiene muchos dones y muchas personas precisan de él; de hecho, en la lengua española existen expresiones (con sus variantes) referidas a "Don Preciso", tales como "Don Preciso ya nació" o "Don Preciso ya murió" o "Don Preciso ya se marchó" (según las circunstancias aconsejen una u otra...).




 
Don Prudencio: denota un exceso de prudencia adonde va.

Don Sabio: su sabiduría en los temas de su dominio (o en muchos otros que inicialmente uno no se imaginaría que los domina) produce que sea consultado constantemente por propios y ajenos; su pedagogía para comunicar esa sabiduría hace que no se convierta, normalmente, en Don Plúmbeo o en Don Eterno, aunque nunca está del todo exento en caer en una de esas exageraciones o radicalizaciones, como también en la de Don Famoso, etc.
 
Don Sibarita: radicalización negativa de Don Exquisito... hasta límites insospechados de refinamiento exacerbado.
  
Don Sincero: es el caso contrario a Don Astuto, del que es vecino pero nunca pariente -ni siquiera lejano-. Necesita contar siempre la verdad, sea propia o ajena, sin atender a circunstancias, pormenores, agravantes o atenuantes. No en pocas ocasiones resulta -lo que dice- con un sabor semejante al que deja Don Clorato, pariente lejano suyo. A veces, de tal exceso de sinceridad se torna algo parecido a Don Infumable, de quien es amigo, ocasionando en sus interlocutores una huida, evasión o fuga directa e instantánea.
 
Don Soñador: el carácter de Don Soñador está entre medias del de Don Idílico (exageración por exceso) y del de Don Prudencio (exageración por defecto), pues el primero se pasa de "lanzado" y el segundo no llega, por excesiva prudencia; Don Soñador, sin embargo, tiene interesantes sueños, algo arriesgados si bien es verdad, pero interesantes, al fin y al cabo..., por lo cual valdría la pena romper una lanza (o dos, ya puestos) y lanzarse a ello con arrojo y simpatía, actitudes muy propias de él.
 
Don Zutano: un paso más de Don Mengano; a él sólo llegas por terceras personas, nunca directamente ni siquiera por segundas personas; es una radicalización -en negativo- de Don Fulano y de Don Mengano.

¿Cuál eres tú -de entre todos ellos-? ¿Te atreves a inventarte otro "Don Carácter" para describir algo tuyo o de algún conocido?
 
Déjalo escrito como comentario, y luego -si deseas- lo incorporo al texto.

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He encontrado una sorprendente similitud con estos caracteres en la Biblia (Antiguo Testamento), concretamente en el libro de los Proverbios, capítulo 9, versículos 13-18, que paso a transcribir, aunque dadas las diferencias entre las diversas traducciones que he hallado, finalmente he optado por hacer una reconstrucción del texto (ahora la literalidad no nos interesa tanto, cuanto la expresividad) y me baso en las 3 traducciones siguientes: la de la Conferencia Episcopal Española (publicada en la Biblioteca de Autores Cristianos, la BAC, de Madrid), la del breviario u Oficio de Lecturas en la Liturgia de las Horas, volumen tercero, correspondiente a la primera lectura del miércoles VI del tiempo ordinario, y la traducción de Evaristo Nieto y su equipo en la editorial San Pablo; así pues:

Doña Locura es bullanguera, impulsiva, mentecata e ignorante;
la ingenua no tiene vergüenza.
Se sienta a la puerta de su casa, en un asiento, en lo más alto de la ciudad
para gritar a la gente que pasa -a los que van derechos por el camino-:
«Jóvenes inexpertos, venid aquí».
Y a los insensatos y a los faltos de juicio, ella les dice:
«El agua robada es más dulce;
el pan a escondidas, en secreto, es más sabroso».
Pero no saben (los transeúntes y la gente que pasa por allí)
que en la casa (de Doña Locura) están las sombras de los muertos,
y que sus invitados bajan a las profundidades del Abismo.

(adición del 23 de febrero de 2014) 

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(adición del 20 de septiembre de 2020: perfil de don Camaleón, gracias a Elías Robles; fuente de la foto del camaleón: https://www.almendron.com/blog/el-camaleon-ese-desconocido/.) 

5 comentarios:

  1. Elena3.10.13

    Don Positivo: aquel que cree que de todo lo bueno aún lo mejor está por venir. Elena.

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    1. Querida Elena: ya incorporé tu colaboración -positiva, como siempre- al texto. Muchísimas gracias. Seamos "don Positivos" ;-)) -fray Palabra.

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  2. ¡Jajajaja!.¡Pero qué ingenio el tuyo!

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